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Dejé las redes sociales y esto fue lo que pasó

Foto del escritor: Elisa ValenzuelaElisa Valenzuela



A finales de febrero decidí dejar por completo las redes sociales convencionales, es decir, cerré mi cuenta de Instagram, Facebook, twitter y también desinstalé whatsapp , si quieren saber las razones les dejo el link al artículo que lo explica: https://www.elisalifecoach.com/post/por-qu%C3%A9-dejo-las-redes-sociales-convencionales

Quise dejar pasar un tiempo antes de contarles cómo me ha ido y cómo me he sentido.


Esta es una decisión que rondaba mi cabeza desde hace ya varios años, pero no me animaba a hacerlo, porque sentía que me iba a “desconectar” del mundo, de mi familia que está lejos y de mis amigos y conocidos. También tenía el argumento de que lo hacía por mi trabajo, que era importante mantener mi página y mi presencia (no es que fuera enorme) en redes para darme a conocer y tener clientes.


Con esto que te voy a contar, no pretendo adoctrinarte ni decirte que tú hagas lo mismo, cada quien sigue su propio camino y sabe lo que le sirve y lo que no. Pero si eres como yo y llevas ya un rato con una cosquillita, o has notado que estar tanto tiempo haciendo scrolling te hace mal porque te distrae, te hace que te compares, te da dolor de cabeza, te enajena y general no te deja cosas muy buenas, tal vez mi testimonio te sirva para empoderarte y dar el paso que sientas que es mejor para ti.


Los últimos meses antes de dejar todo , me había estado haciendo mucho más consciente de todo el tiempo que pasaba simplemente mirando a la pantalla del celular, había días que notaba una presión y un pequeño dolor en la frente, al altura del tercer ojo. Había días que me daba cuenta que las cosas que leía y los comentarios de los posts me hacían sentir preocupada por el mundo, enojada con la gente o en general descontenta . Aunque hace meses había hecho una limpieza masiva de gente y páginas en mi perfil y solamente seguía cuentas que yo sentía que me aportaban algo, igual a veces seguía sintiéndome presionada a tratar ciertos temas o descontenta e incómoda conmigo misma y también con “el mundo” en general. Sin embargo, sentía que “necesitaba estar conectada” , enterarme de la vida de mis amigos, saber más o menos qué estaba pasando en el mundo, seguir “en contacto” con mi familia y amigos que hace tiempo no veía.


Hace unos 6 años, cuando dejé de fumar , utilicé el método de Alen Carr y pensé que si me había ayudado a dejar el peor y más fuerte vicio de mi vida, tal vez me ayudaría también con las redes sociales. Así que lo primero que hice fue cuestionarme todos estos “argumentos” que tenía en mi cabeza de por qué no debería dejarlas y después de un tiempo analizando cada uno me dicuenta de que:


1. En realidad no era herramienta para mantenerme conectada , aunque tengo familia y amigos que viven lejos , no es que estuviéramos en comunicación directa por Facebook , más bien el que ellos vieran mis publicaciones y yo las suyas en el feed, era un buen pretexto para sentirnos “conectados” y no hacer ningún otro esfuerzo por estar verdaderamente presentes. Al final la gente que me quiere y que yo quiero, vamos a encontrar otras vías para seguir en contacto , probablemente de forma más real que sólo abriendo una app y viendo lo que publican.


Muchos de los “amigos” que tenía, en realidad no son amigos ya en la vida real y ahora que ya no estoy ahí puedo ver más claramente esa ilusión de socialización que crea el tener una lista de caras en una aplicación, que en realidad no te aportan gran cosa o que tienes por compromiso y que a veces en lugar de sumar , resta , porque en realidad muchas veces solo se presta a una dinámica de juicios y criticas de la vida ajena o comparaciones personales, que no dejan nada bueno.


2. Muchos de los “seguidores” que tenía en mi página, eran en verdad puro relleno, la mayoría no veían mis publicaciones (porque el algoritmo no se las mostraba) y de todas formas, la mayoría de los clientes que tengo, no llegan a través de redes, sino directamente de mi pagina web o por recomendaciones. Yo sabía que quien reamente me ha seguido por mis contenidos, me iba a seguir a donde fuera y cuando decidí cerrar mis cuentas así fue (aunque me quedé con menos gente, la calidad de las interacciones mejoró).


3. Con la censura y control de información de los medios masivos y de redes sociales, no es que en verdad la información que recibía del mundo fuera muy certera de todas formas, y en realidad ya tenía años de no seguir noticias por salud mental. Me di cuenta de que más bien me estaba desinformando y enajenando con el bombardeo de información de páginas (aunque sólo seguía las que iban con mi forma de pensar, note que estaban comenzando a ejercer demasiada influencia sobre mi estado de ánimo y mi forma de pensar) . La mayoría del tiempo que pasaba en redes, estaba enojada con el mundo o con los comentarios que hacían en algunas publicaciones y aunque la mayoría de páginas y personas que seguía eran en general de giro “positivo”, ahora que ya no estoy sometida al bombardeo de publicaciones, me doy cuenta de que de todas formas la sensación general que dejaban era de descontento.


Al final después de avisar un tiempo antes, cerré todas mis cuentas.


No te voy a negar que a pesar de que ya estaba chocada de la sensación de malestar que me quedaba cada vez que entraba a ver Facebook o Instagram, me dio un poco de ansiedad el pensar ¿qué tal si me quedo sin clientes o sin amigos en la vida real? , pero yo tenía la certeza de que ese era un temor infundado precisamente por estas plataformas, para que creas que esa es la vida real y que ellos depende tu bienestar social e incluso financiero, así que dije “no, seré fiel a mis convicciones y se abrirán nuevos caminos”.


A un mes de haber cerrado todas mis cuentas te puedo decir que estos son los beneficios que he notado:


1. Noto que estoy menos estresada y enojada con la vida y con algunos temas en particular, ahora que estoy fuera veo que aunque parezca positivo el enfoque en general y la energía de Facebook en particular tiende más hacia la negatividad, el rencor y el enojo.

2. He estado más relajada, siento una sensación de ligereza en mi mente y en mi cuerpo, he podido estar más presente conmigo y con mis pensamientos. Me doy cuenta de que las redes no son la vida real (suena loco pero puedo observar que antes tenía en mi cabeza esa sensación, como si fueran parte primordial de mi vida), ahora que no las tengo, veo que no las extraño como pensé que las extrañaría y que me hacían tener una sensación distorsionada de mi vida y de la realidad. Ahora en verdad siento que vivo mi vida por completo, no a través de una pantalla.


3. No me duele la cabeza, me siento con las ideas más claras y la mente más despejada.


4. Noto que mis estados de ánimo a lo lardo del día son más estables. Cuando estaba mucho tiempo en las redes, mi estado de ánimo cambiaba de forma repentina y veo que en general tenia un estado de fondo de tristeza y embotamiento que ya no siento.


5. Estoy más productiva y siento que mi energía se fuga menos y también me siento menos cansada, mental y físicamente.



6. Me siento menos sobresaturada de pensamientos y de emociones, en general más relajada y conforme con mi vida y conmigo misma, ya no me comparo ni me presiono por pensar que las ideas que se me ocurren para mi trabajo no van con lo que todo el mundo habla, estoy más libre en lo que expreso y comparto.


7. Estoy leyendo más y me rinde mucho más el tiempo.



8. La sensación de agobio y confusión que sentía por momentos durante el día se ha esfumado prácticamente de mi vida.


9. No me ha costado tanto trabajo como me imaginé , cuando tengo la sensación de querer meterme a ver algo, mejor leo o entro a algún canal de telegram a leer los posts, que no me sobre saturan, porque yo decido a qué canal entrar y si quiero o no leer ciertas publicaciones, al contrario de Facebook e Instagram, que te sobresaturan de información de toda clase a todas horas. Así decido y organizo mejor mis tiempos.


10. No me siento para nada desconectada del mundo o de la gente, al contrario, me siento más conectada que nunca, sobre todo conmigo misma. No he perdido ninguna amistad, porque las que eran reales se han mantenido de la misma forma y me ahorro el bombardeo de información de vidas ajenas que ahora que no lo tengo, me doy cuenta de que sumaban a mi estrés y a la sensación de hartazgo y sobre saturación mental.


11. Mi estado de ánimo ha mejorado considerablemente. Tengo menos miedos y menos sensación de inquietud sobre el mundo.


12. No he perdido mi afluencia de trabajo ni de clientes, las personas que me seguían realmente se fueron a donde me fui (Telegram) , tengo nuevos seguidores y tampoco perdí comunicación con mis clientes. Ahora me siento más auténtica y congruente y los canales por los que comparto son más cercanos y cálidos, van mejor con mi forma de ser, lo cual me hace sentir mucho más cómoda en mi propia piel y más motivada para hacer bien mi trabajo.


13. Tengo más energía y ganas de trabajar y hacer otras actividades.


Si después noto nuevas cosas, ya te contaré. De momento esto es lo que te quería compartir, para que sepas, si es que has tenido la misma inquietud que yo, que es totalmente posible tener vida social y laboral sin necesidad de depender de las redes sociales. Ya sé que es difícil creerlo, porque nos ha programado para depender de ellas , pero el hecho de que nos aferremos tanto a dejarlas y que sintamos que un pedazo de nuestra vida se va sin ellas, llevándonos a “necesitarlas” para la mayoría de aspectos de nuestra vida, es un indicador de que en realidad no son ni tan buenas ni tan sanas como nos las pintan.


Si esto resuena contigo, te invito a que pruebes aunque sea por unos días desinstalaras de tu celular y veas cómo te sientes.


Te repito, no te quiero adoctrinar, sólo compartirte mi experiencia, que ya sé que es para muchos controversial o fuera de lo común, pero que es necesario que alguien lo diga. Yo no estoy comprometida con nada más que con mi verdad y lo que siento que es congruente y sano para mi, a veces mis decisiones saldrán de la norma y siempre será por que estoy siguiendo mi camino, que puede ser que no sea el más perfecto o el más adecuado para todos, simplemente es la forma en la que yo he aprendido a sentirme cómoda con mi vida y conmigo misma.


Creo que ese es el mensaje de fondo que quiero transmitir, más allá de que dejes o no las redes sociales, sé fiel a tu forma de vivir y de pensar, incluso si sale de lo convencional y aunque eso implique a veces dejar atrás viejos paradigmas o no seguir lo que todo el mundo considera correcto o normal.


Espero que este testimonio te sea de utilidad.


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