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  • Foto del escritorElisa Valenzuela

¿Cómo tener una vida más simple?

Actualizado: 29 ene 2021



Hace unas semanas platicábamos acerca de la relación entre tener un espacio limpio y tener una vida más simple https://www.elisalifecoach.com/single-post/2017/09/04/Limpia-tu-espacio-limpia-tu-vida . Me quedé desde entonces pensando en el verdadero significado de estas últimas palabras “una vida simple”.

La intención inicial de esta entrada era el dar algunos tips sobre cómo organizar tus espacios y cómo ir deshaciéndote de lo que no necesitas, pero estas semanas con todos sus acontecimientos, me han llevado a profundizar un poco más en esto… A veces hacen falta un par de sacudidas para poder despertar y poner en orden nuestras prioridades.

Con frecuencia no nos hacemos fácil la vida, nos cuesta trabajo hacer completamente consciente qué son las cosas que realmente nos importan y vamos por la vida acumulando desorden, en todos los sentidos: desorden de pensamientos y emociones, desorden en nuestras actividades, desorden en nuestra casa y oficina, desorden en nuestras relaciones; pocas veces nos ocupamos de detenernos y mirar a fondo, analizar si todo lo que tenemos en nuestro día a día es verdaderamente necesario, o sólo nos distrae de nuestras verdaderas prioridades.

Para mí (y creo que para la mayoría) lo más importante es la tranquilidad. Pasa que a veces la buscamos sin hacer nada por encontrarla… Nuestra rutina está llena de pequeñas y múltiples cosas, pensamientos, emociones, actividades, etc. que nos dificultan el camino.

El primer paso hacia la tranquilidad es llevar una vida más simple, libre de obstáculos innecesarios. Es importante que te preguntes ¿cuántos de estos obstáculos son auto impuestos?

Yo me puedo responder que muchos de los obstáculos que tengo en mi vida, en verdad me los pongo yo misma, algunos no me he tomado el tiempo del voltear a ver y llevan ahí años, sin que me dé cuenta de lo mucho que están drenando mi energía.

A raíz de este análisis es que quiero compartir algunos de los ámbitos en lo que me parece primordial comenzar a simplificar nuestras vidas y algunas sugerencias de cómo hacerlo. No porque yo ya lo tenga dominado, sino porque al hacerla me motivo a cumplir el reto y me encantaría que si resuena esto contigo, me acompañaras en el recorrido.


Ahí te va, algunas maneras de hacernos la vida más simple:

1. Deshazte de los pensamientos basura: ¿cómo identificarlos? Son los pensamientos que tenemos a lo largo del día, que en lugar de ayudar nos frenan o nos generan emociones negativas… Piensa, qué tan útil es pensar en las posibles cosas malas que pueden ocurrirte a ti o a tu familia, o pensar en esa vez que “hiciste el ridículo” hablando en público, o hacer una lista mental de tus “fracasos” o pensar en lo que los demás hacen mal o dejan de hacer... No digo que te conviertas en un monje zen de la noche a la mañana, porque además no tenemos un botón de off en la cabeza. Pero te puede ayudar el observar y cuando estos pensamientos se te presenten, antes de subirte al tren, detente y pregúntate ¿este pensamiento trae paz o inquietud a mi vida?, ¿qué beneficios me trae pensar en esto?, ¿Cómo me hace sentir? Y en función de la respuesta podrás decidir si quieres seguir dejando entrar ese tipo de pensamientos a tu vida. Lo importante no es de inicio dejarlos de pensar, sino más bien darte cuenta de que están ahí, no te hacen ningún bien y no darles cuerda.

2. Aprende a decir que no. ¿Cuántas de las actividades que llevas a cabo en el día, son favores a los que accediste sin pensar si querías hacerlo o tenías tiempo y energía? Se vale decir que no, es parte de nuestros derechos asertivos. Antes de comprometerte a hacer algo que no puedes o quieres hacer, haz una pausa, revisa tus posibilidades, le puedes decir a la otra persona que te dé tiempo para pensarlo, no es obligación de nadie ayudar. En sea pausa pregúntate si realmente es algo que quieres hacer, que puedes hacer y que no interfiere con tus planes. Un favor hecho de mala gana nos quita tiempo y energía, además de colocarnos en la posición de víctima: “pobre de mí que da la vida por todos y nadie me agradece”, lo que inevitablemente nos conduce al enojo y el rencor: “claro, mi prima es una desconsiderada egoísta, no la soporto, por ella no puedo hacer mi vida”… ¿viste cómo nos complicamos la vida? Es mucho más fácil decir que no, tiene menos consecuencias. Este ejercicio de asertividad te puede ayudar con eso (haz click en el enlace para descargar) : decir que no sin culpas.

A veces tenemos que aprender a decirnos que no a nosotros mismos: cuando estamos rebasados de actividades y se nos ocurre que no hay otro momento para ir al gimnasio o para hacer las compras del día o para ir a tomar un café con una amiga…

3. Consumo responsable: ¿Cuántas cosas de las que compras realmente necesitas? Si me pongo a pensar en eso, puedo observar que al menos un 30% de las cosas y productos que consumo no son verdaderamente necesarios. Muchas veces me ha pasado que haciendo limpieza me encuentro con ropa, productos de belleza, productos de limpieza o incluso a veces comida, que no consumí ni utilicé, porque no la necesitaba. Se quedan por meses ocupando un espacio en mi casa, creando más desorden y muchas veces se termina desechando y contaminando. Antes de comprar lo que sea hazte esa pregunta ¿Para qué quiero esto, en verdad lo NECESITO?

4. Organiza tus pertenencias y limpia tu espacio: Cuando acumulas objetos que no son verdaderamente útiles en tu vida, cuando llenas tu casa de cosas por una necesidad de “poseer”, cuando no te deshaces de cosas porque piensas que no sabes cuándo las puedes necesitar, estás mandándote a ti mismo estos mensajes: a)guarda todo lo que puedas porque talvez luego no vas a tener recursos para comprar nuevas cosas (pensamiento de carencia); b) los objetos son más importantes que las personas (materialismo y posesividad); c) los recuerdos son más importantes o son mejores que el presente (pensamientos obsesivos); d) no merezco tener un espacio lindo y armonioso. Claro, estos son mensajes inconscientes, pero que se van a manifestar en tu realidad en forma de carencia, angustia, falta de experiencias presentes placenteras, etc…

Comienza a escombrar parte por parte de tu casa y oficina y pregúntate si eso que guardas realmente lo usas y lo necesitas. Si no lo has usado en un año, es muy probable que nunca lo vuelvas a usar porque es evidente que no lo necesitas, si lo necesitaras, no te estaría haciendo esa pregunta. Puedes dividir entonces las cosas en categorías: lo que vas a tirar, porque está en mal estado; lo que vas a donar, porque a alguien le puede ser útil; lo que puedes vender.

Si tienes dudas sobre su utilidad y quieres darle otra oportunidad, te recomiendo que cambies el orden de las cosas, por ejemplo: en tu clóset, si lo que más te pones es lo que está del lado derecho, pon esa ropa que no recordabas que tenías del lado derecho y observa en un par de semanas si lo usaste o no. Si la respuesta es no, es hora de que se vaya.

¿Qué tal si tanta cosa sin usar en tu clóset o en tu escritorio está impidiendo que hagas espacio para algo nuevo en tu vida? Por ejemplo: una nueva pareja que necesitará un estante para guardar sus cosas o un nuevo trabajo que requerirá que hagas un cambio de estilo.

No permitas que tu necesidad de acumular y retener te detenga de dejar entrar nuevas experiencias.

5. Gestiona tu tiempo: seguramente te ha pasado que te encuentras con días o incluso semanas en las que pasas todo el día en el coche o el transporte, de un lado a otro, haciendo muchas cosas, para llegar al final del día agotado a tu casa y darte cuenta de que lo importante no se cumplió o que quedaron pendientes sin cumplir. Eso sucede no por falta de tiempo, sino por falta de administración del tiempo. Antes de hacer cualquier cosa en la semana, haz una lista de pendientes y ordénalos por prioridad: de lo urgente y lo importante, hasta llegar a lo no tan importante… Anota qué necesitas hacer para cumplir cada pendiente y el tiempo aproximado que te llevará cumplirlo.

A veces sucede que organizándonos nos damos cuenta que nos entretenemos y ocupamos en las pequeñas cosas por temor a enfrentar otras. Lo que me lleva al siguiente punto.

6. Deja de auto sabotearte: Puede ser que tengas el estante lleno de ropa que no usas, porque así no hay lugar para lo nuevo. Es probable que te la pases todo el día haciendo favores y al final no hagas lo que te corresponde porque eso implica darte cuenta de que debes de salir de tu zona de confort, es más fácil decir que no tienes tiempo… Esos pensamientos de cómo arreglar la vida de los demás o de las veces que te has equivocado están desviando la atención a ese asunto que llevas meses sin poder resolver.

Sí, a veces duele y cuesta trabajo darse cuenta de cosas que no queremos ver, es difícil salir de la zona de confort, pero cuando lo haces, se abren las puertas a la abundancia.

¿Son muchas cosas y te agobia pensar por dónde empezar? Elige un ámbito, talvez en el que observes que hay más dificultad y comienza por ese. Paso a pasito. Yo personalmente comenzaré por ordenar mis cosas y gestionar el tiempo…

¿Te animas a comenzar? Si te quieres subir al barco de la “simplificación”, cuéntame cómo lo haces y cuáles son tus avances, estaré encantada de saber y aprender de tu experiencia.

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