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  • Foto del escritorElisa Valenzuela

Reflexión budista sobre cómo salir de los estados de sufrimiento y elegir algo diferente

Actualizado: 29 ene 2021



El deseo de todo ser vivo es el de ser feliz o en otras palabras, estar libre de sufrimiento y estrés constante. ¿Te has puesto a observar, cuando alguna situación surge en tu vida, cuántos pensamientos se originan y cuántos de esos te dejan atrapado en una espiral de rencor, miedo, enojo, culpa, etc...?

Por ejemplo: una persona critica mí trabajo y entonces me enojo, pienso en razones por las que esa persona está mal, planeo de qué forma puedo hacerle ver su "error". Gastamos tanta energía en pensamientos que nos dejan atascados... ¿qué de bueno te puede dejar estar pensando por horas en lo enojado que estás con alguien, o en lo equivocado que Fulanito está?

Si puedes detectar qué tipo de pensamientos te roban la energía y te dejan atascado en una espiral sin beneficio ni fin, es momento de practicar ponerle pausa y elegir otra alternativa, otra respuesta distinta, una que te saque de la espiral o de la parálisis. Los frutos de las semillas que sembraste tiempo atrás seguirán floreciendo y es importante estar atento a esto para detenerse a tiempo y cambiar la ruta. Poniendo pausa y eligiendo otra alternativa, una que te conduzca a la paz y al amor o al menos una que sea neutral, estarás sembrando nuevas semillas para una vida libre de sufrimiento.


Te voy a dar un ejemplo muy real y recién salido del horno: mientras comenzaba a escribir esta reflexión mi hermana me llamó por teléfono para contarme que había sido tratada injustamente y de una forma muy grosera por una figura de autoridad, yo la verdad es que monté en furia y comencé a decirle que tenía que escribir en todas las redes sociales sobre esa injusticia, que esa persona estaba muy mal mentalmente, etc… mientras seguí mi discurso de enojo, frustración y desaprobación más crecía esa sensación de rabia en la coronilla y la boca del estómago; de pronto mi hermana me detuvo y me dijo ¿sabes la cantidad de energía que tendré que gastar para quemar a esa persona? Y de repente fue como si una cachetada me detuviera de tajo y parara mi tren de enojo. ¡Claro! , justo estoy tomando un curso sobre cómo aprender a salir de esas espirales mentales y aquí estoy, dándole cuerda a mi cabeza con pensamientos que me conducen al estrés y el sufrimiento.

Nada bueno hubiera podido obtener de seguir con mi tren de enojo y venganza. El resultado iba a ser innecesarias descargas de adrenalina que me producirían más tarde una migraña. Tampoco la situación de mi hermana se hubiera resuelto por que “yo estoy sumamente molesta con esa injusticia” y desde ese lugar de enojo, ningún buen consejo pudo haber salido de mi boca.

Sin embargo, es tan tentador engancharnos en esos viejos discursos, incluso si nos damos cuenta de que hay un atisbo de razón en todo esto, invariablemente se va a querer escapar un “sí, pero” (intenta eliminar esa palabra ‘pero’ de tu vocabulario, por favor). Estamos acostumbrados a ese círculo de respuestas automáticas que nos hacen revolcarnos en nuestro propio dolor e incluso encontramos un secreto (y falso) placer en ese tipo de espirales mentales que nos llevan a ponernos como víctimas, a buscar ser los que tenemos la razón, a evitar el “ridículo” o el “fracaso”. Nos podemos armar tantas historias en la cabeza y dejarnos guiar por ellas, que creo que el primer paso es aprender a cuestionarnos eso que creemos como verdadero.

Siguiendo con la historia de mi propio enojo, ¿qué hice entonces? Reconocí que estaba sacando de proporción mi molestia, sin flagelarme ni juzgarme, respiré un poco hasta sentirme más calmada, me di cuenta entonces que estaba sacando un enojo acumulado de otra situación de mi pasado que nada tenía que ver con la situación de mi hermana y le puse el freno a los pensamientos (al menos intenté hacerlo y como no me salió muy bien, dejé de poner el foco en ellos).

El siguiente paso es elegir hacer algo distinto, desde otro lugar. En realidad el problema que ocasionó mi arranque de furia no es mío, así que llevé la mirada adentro, elijo que mi respuesta sea observar qué es lo que me tiene tan enojada, ya veremos qué sale.

No importa qué sea lo que elijas hacer una vez que has aceptado detener la espiral que te tiene atascado en el sufrimiento, lo importante es decidir hacer algo distinto, siempre y cuando eso que elijas hacer te conduzca a la tranquilidad, al amor propio o al menos no a lo contrario.

Esa es la forma de plantar nuevas semillas. No te sientas mal si tus viejos patrones mentales y de reacción siguen apareciendo, son fruto de sembrar por años las semillas del sufrimiento. Se autocompasivo , observa tus pensamientos y conductas y si puedes pon pausa y aplica tu nueva estrategia. Si no pudiste, sigue adelante, Roma no se hizo en un día. Sigue sembrando…

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