¿Cómo una acción tan simple como respirar puede ser la solución a los problemas más complejos?
Respirar te salva la vida. Sí, más allá de que es una afirmación real y literal, a veces no nos hacemos conscientes de la importancia que tiene en nuestra vida, pensamientos, y emociones la respiración.
Hace unos años, cuando comencé el camino interno del yoga, empecé a dar los pasos al autoconocimiento, el autocontrol, la observación y la aceptación (y sigo y sigo, ese un trabajo que nunca termina), ¿ cómo lo hice?, simple: respiré.
Un simple acto como meter y sacar aire de nuestros pulmones, es el primer paso para manetenernos vivos, es el mecanimo fundamental del funcionamiento de todo nuestro organismo y es la clave para mantener los ritmos adecuados de todos nuestros sistemas.
La respiración está íntimamente conectada a nuestras emociones. Observa: cuando te sientes enojado o asustado ¿qué pasa? tu respiración se acelera y con ella aumenta el ritmo cardíaco y todo nuestro cuerpo entra en modo "acción". Cuando respiramos de forma rápida y superficial, no sólo se acelera nuestro cuerpo, también nuestra mente y vamos a mil por hora, alimentando las emociones y así sucesivamente en un círculo sin final.
Por el contrario, cuando nuestra respiración es lenta y profunda, nuestro corazón se calma, nuestros músculos se relajan y las ondas cerebrales se hacen más lentas, disminuyendo el flujo de pensamientos.
¿Te has puesto a observar qué tipo de respiración predomina en ti? Es curioso darnos cuenta de la poca consciencia que le ponemos a la acción que nos mantiene existiendo en este planeta...
En múltiples culturas milenarias, se habla de la importancia de la respiración como la energía vital, que permite regular y mantener el equilibrio físico, emocional, mental y espiritual. Cuando dejamos entrar aire a nuestros pulmones, estamos permitiendo dar paso al la energía vital que nos compone (puedes llamarla energìa, amor universal, chi, prana, oxígeno, es lo mismo) y por lo tanto nos estamos haciendo camino en esta existencia.
Suena entonces lógico que si queremos reparar algo en nuestra vida, comencemos con la materia fundamental y primigenia.
Si te sientes enojado, ansioso, triste y los pensamientos invaden tu cabeza, detente y respira, hazte consciente de la maravilla de la existencia y permite que el amor universal y la materia prima de tu ser y estar te inunde, te cure las heridas y te diga las respuestas...
No necesitas saber hacer nada, ni desarrollar ninguna hablilidad o aprender nada, sólo tienes que hacer eso que llevas haciendo desde el momento en que viste la luz en esta tierra: respira.
Confía, fluye y respira.
Te invito a que esta semana practiques cinco minutos diarios de respiración lenta y profunda , observa tu cuerpo, tus emociones y pensamientos, concéntrate en la respiración y nota si hay cambios... Si puedes observar los cambios inmediatos, no te cuento de los de largo plazo, pero prefiero que los descubras por ti mismo, ¡vamos, RESPIRA!
Espero esta información te sea útil. Comparte y comenta si así fue.
Con cariño: Elisa, tu Life Coach.
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